El hijo tiene que resolver un grave problema en una de tas empresas de las que es responsable. Se siente algo desorientado respecto al rumbo que ha de dar a su actuación.
Querido hijo:
Ha sido interesante hoy verte sudar un poco por causa de la nueva política de modernización de nuestras instalaciones. Y digo que fue interesante porque admitiste que estabas atascado respecto a cuál era el mejor rumbo a seguir. Supongo que todos esos años de formación académica y estos pocos de presencia activa en el mundo real están empezando a fructificar. Y es que solamente cuando admites abiertamente que tienes un problema y que te trae de cabeza, te estás incorporando al grupo de élite de aquellos que están alcanzando el éxito.
El que es capaz de admitir que tiene un problema, ya posee uno de los dos rasgos más importantes que distinguen a un hombre de valía. El otro rasgo importante, y del que hasta ahora no he visto muchas señales en ti, es el de ser capaz de admitir el fracaso . Sé lo que me vas a decir: «Bueno, lo verás cuando llegue la ocasión». Confío en vivir lo suficiente para verlo, porque entonces ya no me quedará mucho más que enseñarte.
No sé cuantas semanas, días y horas has pasado con este problema antes de decírmelo, pero de todas las maneras si ha sido más de un día es demasiado. El recurso obvio, por emplear una palabra de la que se habia mucho pero se usa poco, era el trabajo en equipo .
Antes de comprar maquinaria nueva que reduzca considerablemente el trabajo que ahora realizan manos humanas, hay que determinar, naturalmente, si hay suficiente dinero para pagarla. Bien, con tu formación de auditor y algunas buenas lecciones empresariales que te dio el pasado, has convencido a nuestros banqueros de que nos deberán prestar el dinero si les presentas un programa convincente.
De acuerdo con las leyes de la inflación, nuestros costes de mano de obra seguirán aumentando en coste por unidad de producto, año tras año, durante todo el futuro previsible. Una máquina, por el contrarío, tiene un coste fijo y una vez pagada se convierte en mano de obra gratuita, suponiendo, claro está, que la empresa siga en vida. Más de un directivo de empresa, arrastrado por la idea del progreso tecnológico, se extralimita comprando maquinaria; al poco tiempo de esto se produce una paralización en su sector, y al poco tiempo de la paralización se produce la declaración de quiebra. (Ya sé que ésta es la 326. vez que te lo digo, pero, por favor, no me lo recuerdes hasta que no llegue a la 1000.)
Ahora le toca el turno al segmento en el que te has atascado en la preparación de tu programa, principalmente porque no has tenido todavía suficiente experiencia en este departamento. ¿Para qué áreas compramos maquinaria nueva y moderna? Tu incertídumbre no es sorprendente, dado que has pasado por alto uno de los mejores métodos de resolver este problema en particular. El que llamamos trabajo en equipo .
Al analizar las áreas en las que se utiliza más mano de obra, hazlo con la ayuda de tu jefe de contabilidad analítica. Compara los costes de la línea de producción más automatizada con los de las líneas semiautomatizadas, y así sucesivamente. Pero espera: ¿no sería lógico tratar este asunto con el director de fábrica? Puede informarte de los puntos en que la automatización resultaría mejor, del volumen de fabricación a partir del cual sería interesante y por debajo del cual no lo sería. Los encargados de taller, que todavía están más en contacto que él con la realidad de la producción, probablemente tendrán algo más de información que ofrecer, tal vez incluso de mayor validez. Resultaría interesante preguntar a los de control de calidad cuáles son las áreas en que hay más problemas. Información altamente significativa para tu análisis. Y si piensas que ya has descubierto todos los huecos, detente y medita un momento. ¿Qué me dices de los mecánicos? Pueden informarnos a ti y a mí, mejor que nadie, acerca de nuestras máquinas e instalaciones, y respecto a qué empresa, en su experimentada opinión, fabrica la mejor maquinaria.
Esto es lo que yo denomino dirección eficaz: utilizar la experiencia y capacidad cerebral del personal, tenerlo al corriente, solicitar sus opiniones y consejos; en tres palabras, trabajar en equipo . Nada satisface más el amor propio de una persona que pedirle su opinión sobre un asunto que sabe es de especial importancia para quien se la pide. Es decirle que se tiene en alta estima su criterio. No desaproveches ni una ocasión de demostrar sinceramente en cuánto valoras a tus empleados. ¡Son nuestra savia vital!
La recopilación de los datos para este tipo de informe requiere tacto, discernimiento y discreción. ¡Ya lo creo que requiere las tres cosas! Y a menos que siempre lo tengas en cuenta, te puedes encontrar en un verdadero lío, mientras tu personal se vuelve loco haciendo toda ciase de conjeturas y suposiciones. ¡Tratas de eliminar puestos de trabajo! ¡Les estás quitando autoridad! ¡Tratas de abaratar la fabricación, sea como sea! La empresa debe de andar mal... Aclara todo bien desde el principio en cada una de vuestras reuniones.
Tal como yo lo veo, y a pesar de que la reducción de mano de obra rebajará el número de contrataciones de nuevos trabajadores que hasta ahora veníamos haciendo en nuestro programa de crecimiento, y aun considerando que algunos puestos de trabajo necesitarán una reconversión, nadie va a perder su empleo. En realidad, la mayoría de nuestros empleados empezarán pronto a pedirnos mayores retribuciones —dejando aparte la inflación— al ver el aumento de productividad y comprobar que podemos captar parte del negocio de nuestros competidores.
Como capitán, necesitarás mano firme en la caña del timón en caso de que surjan entre tu equipo diferencias de opinión o controversias. Si aceptas la recomendación de un mecánico por encima de la de su encargado, no dejes de explicar diplomáticamente tu decisión al encargado. Puedes decirle, por ejemplo, que, aunque bien podría ser que el tiempo le diera la razón, preferirías que no se opusiera a tu decisión en este momento. (Y si a pesar de ello se opone, puedes insinuarle que las despedidas son tristes.)
Ahora viene la parte emocionante: cómo gastar el dinero. Aquí es donde o triunfas o te hundes; haz bien los deberes, porque, si no, te encontrarás con más disgustos de los que puedas imaginarte. Busca y analiza los modelos disponibles de la maquinaria en cuestión, consultando con las empresas de equipamiento industrial. Selecciona las máquinas, naturalmente, de acuerdo con los niveles de producción que deseamos; no tiene sentido comprar una coronadora con una capacidad de 300 frascos por minuto, si la de nuestra llenadora y etiquetadora es de sólo 100 por minuto. Necesitamos una línea de fabricación equilibrada. Y ten presente que antes de ser capaces de envasar 25.000 unidades por turno, en una línea, hemos de ser capaces de fabricar esa cantidad. (y también de venderla)Limítate a una línea de capacidad adecuada. Por favor, nada de fantasias.
Antes de comprar cualquier máquina nueva, obsérvala en funcionamiento. Localiza alguien que ya la tenga, pide que te la dejen ver, y lleva contigo a un mecánico y al director de fábrica para formular preguntas pertinentes respecto a su funcionamiento. Nada aclara más las cosas que el observar cómo utiliza la máquina su propietario , y en qué medida está satisfecho de ella. Si la máquina no funciona y rinde como le dijeron, no hay duda de que te lo dirá rápidamente. A nadie le gusta que le tomen el pelo. Y si se lo han tomado, estará deseoso de contarte su experiencia, para que no cometas una equivocación similar.
Finalmente, no dejes de informarte respecto a puntos tales como los tiempos de conmutación, la disponibilidad de piezas de recambio y la asistencia técnica del proveedor. Entonces estarás preparado para tomar tu decisión, reunido con el resto de tu equipo. No sería honrado valerse de ellos durante todo el partido y luego excluirlos de la celebración de la victoria.
Una vez entregada, montada y probada la nueva maquinaria, estarás en situación de juzgar lo buena que ha sido la decisión que tomó vuestro equipo. Déjales participar en esto, que apunten los tantos, por así decirlo. Si colectivamente habéis elegido algo bueno, díselo, de forma que puedan alegrarse conmigo. Pero si errasteis, díselo, para que, si me oyen llamarte zoquete, al menos sepan por qué. En mi opinión, las culpas deberían caer totalmente sobre ti, pero si conozco bien a los tuyos, creo que se sentirán mucho peor que tú y, sin necesidad de que yo les diga ni palabra, ya se asegurarán bien de que la próxima compra sea un auténtico éxito. («¡No puedo soportar que el viejo piense que somos un hatajo de idiotas! ¡Hay que echar el resto para demostarle quiénes somos!»)
El trabajo en equipo reúne muchos, muchos años de experiencia y esfuerzos, y no obstante es uno de los recursos menos utilizados en la empresa. ¿Te acuerdas de cuando jugabas al rugby? No importaba lo bien que tú jugaras en un determinado partido: las temporadas triunfales de tu equipo solamente se produjeron cuando la moral de todo el equipo era alta y cuando todos y cada uno de los jugadores poníais toda la carne en el asador. Pues lo mismo sucede aquí, en el mundo del trabajo.
No obstante, después de que todo se ha dicho y hecho, yo me sé, y quiero que tú lo recuerdes, que realmente es imposible dar gusto a todo el mundo y a tu padre en todas las ocasiones.
Firmado Don Perfecto
