002 - PRÓLOGO de Bou PROCTOR

Durante los últimos veinticinco años he mantenido unas «relaciones amorosas» muy enriquecedoras con los libros. Libros importantes que me han hecho pensar muy profundamente sobre lo que estoy haciendo con mi vida y sobre la dirección en que la encamino.
Volviendo la vista a todos esos años, puedo decir sin temor a equivocarme que los libros me han ayudado a mejorar todas las facetas de mi vida.
Henry Drummond escribió en cierta ocasión que una persona desaparecida hace un millar de años o más puede tener mayor influencia en nuestra vida que una persona actualmente presente entre nosotros. Drummond tenía razón; tales personas pueden influir y ciertamente influyen en nosotros por medio de sus escritos.

He dedicado la mayor parte de mi vida adulta a la tarea de ayudar a otros a ser conscientes de las grandes reservas de talento y capacidad que hay dentro de ellos. Partiendo de la premisa de que el mayor recurso es el recurso humano, he tenido el privilegio de trabajar por toda Norteamérica dirigiendo seminarios de perfeccionamiento personal para algunas de las empresas de mayor tamaño y éxito de todo el mundo. Miles de hombres, mujeres e incluso niños han asistido a estos seminarios, todos y cada uno de ellos con el deseo de conocerse mejor a sí mismos; y cada uno de ellos buscaba, a su manera, una forma mejor y más eficaz de vivir una vida que tuviera sentido. Mis muchos años en este «negocio orientado hacia las personas» me han convencido, sin sombra de duda, de que siempre y para todo el mundo, hay una forma mejor de sacar partido a la vida y disfrutar de mayores satisfacciones. lncuestionablemente, el libro que el lector tiene ahora en sus manos le llevará en esa dirección.
Me siento honrado al tener la oportunidad de escribir el prólogo a la obra de un gran hombre y un auténtico amigo, Kingsley Ward.

Kingsley Ward es una persona de lo más fascinante, por lo que resulta comprensible que haya escrito un gran libro. Millonario gracias a su propio esfuerzo, es presidente del consejo de un grupo de empresas y trabaja muy activamente en diversas asociaciones. Lisa y llanamente, es un gran, gran ganador en el juego de la vida. En el curso de mis viajes, he tenido el privilegio de encontrarme con numerosas personas que trabajaban a tan alto nivel como Kingsley . Y no es sorprendente que todos ellos compartieran una característica común: el deseo ferviente de ayudar a los demás. Ciertamente, King no es una excepción. Recuerdo que un buen día estábamos juntos disfrutando de un almuerzo tranquilo. La comida era excelente, la conversación todavía más. Se suscitó ocasionalmente el tema de los libros. Y fue en esta ocasión cuando King empezó a contarme una historia en verdad interesante que iba a culminar con la publicación de este libro. King me indicó al principio que había estado muy ocupado las semanas precedentes revisando la situación de su patrimonio y asegurándose de que todos los asuntos de sus muchas empresas estaban en perfecto orden, cosa que todos los empresarios triunfadores hacen habitualmente. Me explicó que a pesar de sentirse satisfecho con el patrimonio que había amasado, que estaba plenamente justificado, estaba algo apesadumbrado por no poder legar su más valioso caudal , sus muchos años de experiencia ganada en la brecha. Tanto más cuanto que era precisamente esta experiencia la que le había permitido acumular sus sustanciosas riquezas. En un esfuerzo para hallar la forma de transmitir este inapreciable tesoro, concibió la idea de escribir una serie de cartas.
Cada carta contiene la semilla de una inestimable lección o principio que King había aprendido en el transcurso de su vida. Frecuentemente a un alto precio. Cuando hubo completado esta sorprendente recopilación de cartas, decidió reproducirlas y encuadernarlas en forma de manual para sus familiares y amigos íntimos. Me encontraba tan intrigado por lo que King me decía que le pregunté si podría tener el placer de leer el material que había reunido. a lo que accedió amablemente. Conforme avanzaba en la lectura de estas cartas, caí en la cuenta de que tenía en mis manos algo muy valioso, pues evidentemente, no eran sólo unas cartas para el hijo de King , eran composiciones magistrales adecuadas a las necesidades de todos los hijos e hijas.

Todos y cada uno de quienes las lean se beneficiarán de estas cartas, que contienen valiosísimas normas prácticas para alcanzar el éxito en todas las facetas de la vida. He leído miles de libros de este tipo y la mayoría de ellos contienen información de gran valor esotérico , sólo unos pocos contienen ideas prácticas, ideas «con los pies en la tierra». Por otra parte. estas normas han demostrado ciento por ciento su eficacia durante la vida de su autor, Kingsley Ward .
Al leer el libro hay que tener presente que está escrito en género masculino porque son cartas dirigidas por un padre a su hijo. No obstante, el contenido de las cartas puede aplicarse a ambos sexos.
Durante muchos años he prevenido a mis oyentes de que, por mucho que lean o aprendan, no va a servirles para alcanzar el éxito en la vida. Lo que cuenta es la comprensión y aplicación de ideas sensatas. Para que el lector se beneficie de los muchos años de afortunada experiencia de Kingsley Ward , será necesario que estudie y comprenda cada una de estas lecciones magistrales y luego que actúe en consecuencia Al concluir permítame el lector que acompañe mi despedida con estas palabras inmortales de Sócrates . que considero son muy oportunas:

"Emplea el tiempo en perfeccionarte con los pensamientos de otras personas ; así alcanzarás fácilmente aquello por lo que otros han tenido que esforzarse mucho."

Bou PROCTOR