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                          01 ACEPTA EL RETO

                          ACEPTAR EL RETO



                          Se ofrece al hijo la oportunidad de ingresar en un colegio afamado por su alto nivel académico, su disciplina y su alto nivel colegial.
                          El muchacho se siente abrumado y duda seriamiente de su capacidad para afrontar con éxito este reto. El padre trata de aconsejar, que no de imponerse, a su hijo para que tome una decisión afirmativa.


                          Querido hijo:
                          Me entero de que has recibido recientemente una carta en la que te dicen que has sido aceptado y puedes ingresar en el Colegio de Saint Andrew este otoño. No ha dejado de sorprenderme el saber que no estás precisamente entusiasmado por incorporarte a este afamado y excelente colegio.
                          Me atrevo a decir que muchos otros jóvenes saltarían de alegría ante la oportunidad de entrar en este colegio de élite, y es lamentable que la inmensa mayoría no pueda estudiar en él debido a su elevado coste, a problemas de distancias o a que su expediente escolar es inadecuado. Afortunadamente nada de esto te afecta, y con tanto como tienes a tu favor , tu actitud negativa frente a esta oportunidad me deja algo perplejo y bastante preocupado.
                          No creo que sea tarea digna de un padre el empujar a su hijo hacia metas para las que el muchacho no tenga el valor necesario: seguramente serán muchos los hijos que han visto su vida llena de interferencias a este respecto, todo lo que deseo señalarte es esto: sólo pasamos una vez por este mundo, así que ¡ aprovéchala al máximo !

                          Son muchas las personas que conozco y que, a la edad de treinta y cinco, cuarenta y cinco o cincuenta y cinco años, me dicen: «Creo, de verdad, que no he hecho nada en mi vida». Un noventa por ciento de ellos tienen excusas para justificar por qué dejaron pasar la vida en balde, por qué nunca lograron nada; el otro diez por ciento honradamente admite que se limitaron a no aceptar los retos que la vida les planteó durante sus primeros años. Me dan pena estas personas porque, en muchos casos, probablemente tenían todo a su favor cuando se les lanzó el guante; todo, menos valor para recogerlo.
                          Enfrentarse a nuevas oportunidades que entrañen un cambio en el estilo de vida, las costumbres o la utilización del tiempo, es algo que muchas personas no saben asimilar y aceptar.

                          La cosa más penosa que jamás he hecho en mi vida fue dejar mi pueblo y mi casa para irme a una gran ciudad, a dos mil kilómetros, donde no conocía a nadie. Pero aquél era el único camino hacia el éxito que yo veía y, por más que me resultara odioso —puesto que fue un camino terriblemente solitario—, siempre estaba aquella meta; la meta establecida por mí y para mí, y una y otra vez insistí, por lo menos, en tratar de alcanzarla. El aceptar aquel reto cambió toda mi vida.


                          El reto al que tú te enfrentas ahora —triunfar en este colegio nuevo para ti— es una encrucijada en tu vida, y si ni siquiera intentas probar a avanzar por este nuevo y (estadísticamente demostrado) más seguro camino hacia el éxito, porque pudiera resultarte demasiado exigente, te habrás marcado, a muy temprana edad, la pauta que al cabo de veinte o treinta años te inducirá a manifestar que la vida pasó ante tí sin hacerte caso.


                          Hay una marea en los asuntos de los hombres
                          Que, aprovechada en la pleamar, conduce a la fortuna;
                          Y, desaprovechada, les arrastrará por bajíos y miserias
                          Durante toda la travesía de su vida.

                          William Shakespeare (Julio César).


                          Examinemos este reto. Si decides aceptarlo, ¿cuánto daño puede hacerte? Nadie va a arrancarte un brazo, meterte en la cárcel ni quitarte tu motocicleta en caso de que no llegues a triunfar. Por el contrario, si fracasas, bienvenido al club, porque eso me sucedió a mí con mucha frecuencia en el mundo de los negocios, hasta tal punto que ya nunca vuelvo a pensar en ningún fracaso anterior. El ayer es para los soñadores. Y yo estoy muy ocupado pensando en las batallas que tengo que librar hoy.
                          El fracaso es una cosa cómica y triste a la vez. Nos preocupa tanto el que pueda cruzarse en nuestro camino, que sufrimos úlceras de estómago, depresiones nerviosas, tics, sarpullidos y sofocaciones. Aun así, en las pocas ocasiones en que los oscuros nubarrones del fracaso caen sobre nosotros, comprobarnos que no son tan malos como pensábamos; por alguna razón , la forma en que nuestra mente propende a trabajar horas extraordinarias en dar forma a posibles desastres está completamente apartada de la realidad las más de las veces.

                          De acuerdo con la idea que te haces de este nuevo colegio, todos los alumnos sacan matrícula en todo y a la primera; miden 1,95 m.; tienen un cuerpazo atlético de no menos de 100 kg.; y para remate todos ellos realizan unos proyectos dinámicos en un tiempo récord y de forma envidiable.

                          Déjame decirte... no, no, déjame explicarte tranquilamente esto:
                          el porcentaje de alumnos descollantes no es superior en ese colegio que en tu colegio actual; la única diferencia es que este grupo pone más empeño y, por lo tanto, consigue más. Tú , al igual que la mayoría de los mortales, estás dentro de un nivel medio en inteligencia, en capacidad o en cualquier otra de las cualidades que tienes, y créeme que el nivel medio no es el peor sitio donde se puede estar. Sin embargo, cuando te integras en un colegio o grupo de esta categoría. tus pautas de trabajo y tu nivel de esfuerzo automáticamente se elevan, pero de una forma tal que apenas te das cuenta debido a que estás subiendo a favor de la pleamar.
                          Sé que no conoces el significado del término «proceso de ósmosis», por lo que te lo voy a definir con términos sencillos: si alguien se sumerge totalmente en una faceta determinada de la vida, no puede evitar el absorber esa faceta. La inmersión dentro de un grupo de estudiantes de alto nivel te reportará mayores triunfos porque, conociéndote como te conozco, sé que tú no eres de los que se tumban a la bartola y dejan que el mundo pase ante ellos sin preocuparse. Antes al contrario, parece que te gusta sobresalir y estar a la cabeza. Al menos esa ha sido mi impresión de ti hasta la fecha.


                          Al ser diferentes las personas, también lo son sus reacciones ante un reto. Algunas personas tienen tanto miedo a la vida que no hacen mucho más que lo que una vaca hace en un prado; otras se crecen ante los retos y están constantemente buscando retos nuevos. Entre estos dos extremos está lo que denominamos sentido común, que deberá separar los retos que no conducen a nada , de aquellos otros que conducen a algo. Al cabo de algún tiempo se aprende que los retos forman parte de la vida, y se aprende a ponerlos de nuestra parte en la certeza de que ganaremos en la mayoría de las ocasiones y que perderemos en las restantes pero que en cualquier caso habremos acrecentado nuestra valía, sencillamente por haberlo intentado.

                          Como dijo Gabriel BieI en 1495, «quien no lucha no conquista».
                          Pero, sea cual sea la forma en que aceptes este o cualquier otro reto que se te presente en la vida, cuenta siempre conmigo.


                          Te quiere
                          Tu padre