+ vistas

ENLACES

CYP - Cuentos y Publicaciones
La Rebelion de las Masas
    El Señor de Bembibre
      Como ganar amigos e influir sobre las personas.
        El PRINCIPIO de Peter.
          El vendedor mas grande del mundo.
            LA CAJA
              La culpa es de la vaca.
                La Ley de MURPHY
                  CARTAS de un empresario a su hijo.
                    ¿Quien se ha llevado mi queso?.
                      EL PRINCIPE de Nicolas Maquiavelo.
                        El ARTE de la guerra
                          Don QUIJOTE de la Mancha.
                          **

                          PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

                          VARIOS

                          100 PROPUESTAS PARA DEFENDER Y FORTALECER LA DEMOCRACIA.

                          Contador Gratis
                          relojes para blogger html clock for websites contador de usuarios online
                          PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

                          02 LA FORMACIÓN

                          PUBLICADO en

                          > CARTAS DE UN EMPRESARIO A SU HIJO


                          02 LA FORMACIÓN


                          El hijo tiene ahora 18 años y piensa en su futuro. Le agrada la idea de dedicarse a los negocios algún día, Sus interrogantes son: «Cómo me prepararía para esa profesión?», «Qué formación necesitaré?»




                          Querido hijo:
                          La mayoría de las personas piensan que la formación o la enseñanza son cosas que sólo tienen que ver con los colegios. Bien, ese es un buen punto de arranque. En tu caso, el colegio al que has asistido tiene fama de formar excelentes estudiantes y supongo que una de las razones de su éxito como institución radica en la importancia que da a la disciplina.

                          Naturalmente, muchos hombres y mujeres de valía han salido adelante sin haber asistido a este tipo de colegios, pero la principal razón es la misma: disciplina. En este caso, disciplina impuesta por uno mismo, fundamentalmente. Este es el ingrediente clave que separa a los que salen adelante de los que no. Ahora bien, un buen colegio y unos buenos compañeros con los que estudiar son, en verdad, una ventaja inicial. Si combinas estas fuerzas externas algo ingobernables con algunas buenas cualidades internas, resultará bastante difícil bloquearte el camino hacia el éxito.


                          Dentro del marco de tu formación académica es muy importante que acudas a clase con mente inquisitiva. El deseo de aprender convierte en una delicia el acto del estudio y el aprendizaje. Demasiados compañeros de estudios tuyos están tan atareados quejándose de los profesores y del sistema que no les queda tiempo para estudiar, que es, después de todo, para lo que están en el colegio. El sistema no ha cambiado en los treinta años transcurridos desde que yo estudiaba y probablemente no cambiará mucho durante los treinta próximos (lo mismo que la mayoría de los educadores). De modo que, en lugar de quejarse del sistema, ¿por qué no intentan superarlo?.


                          Aplaudo tu deseo de entrar en el mundo de los negocios. El panorama es de color de rosa para un joven: un buen coche, viajes, comidas en los mejores restaurantes. Me imagino que tu amor por el dinero te hará subir.

                          Bien, es una buena vida si ( y es un "si" muy grande) encuentras tu hueco particular en él, puesto que el mundo de los negocios es muy grande y muy complejo. También es un mundo plagado de quiebras y de personas que mueren antes de lo normal, quemadas por el estrés. Si quieres estar preparado al máximo para evitar estas y muchas otras trampas que los negocios presentan a diario, planifica ahora tus próximos diez años de formación.


                          A la hora de elegir tus asignaturas no te centres excesivamente en aquellas que sólo traten aspectos comerciales. Las personas que poseen conocimientos fundamentales de muchas materias resultan valiosas y no abundan. Hay incontables materias entre las que elegir y que te harán mejor hombre de negocios en su día: Ciencias Políticas, Historia. Geología, Astronomía, por mencionar sólo unas pocas.


                          Dice el escritor inglés John Dryden que todo en este inundo sirve para algo. pensamiento que comparto totalmente. Te recomendaría que añadieras una materia nueva cada año, lo que no sólo ampliaría tus conocimientos, sino que te haría ver la vida de una forma nueva o diferente. Nunca se sabe a tu edad en qué sector industrial o comercial terminarás por verte involucrado, y hasta dónde te va a ser útil incluso un pequeño conocimiento cuando estés buscando el camino seguro a través de esos campos de minas del mundo empresarial.


                          La enseñanza universitaria tiene por objeto que aumentes tu capacidad intelectual, aprendas a trabajar duro, te acostumbres a organizar tus horas y tus días, conozcas a muchas personas, practiques deportes, andes detrás de las chicas, bebas cerveza y disfrutes de la vida. (Ahora bien, no pongas demasiado empeño en las tres últimas «materias» ya que parece que absorben una gran parte de los días [y noches] a más de uno, y no requieren mucho esfuerzo.)
                          También en la universidad resulta aplicable la fórmula de Francis Bacon para alcanzar el éxito:

                          «La lectura hace culto al hombre; la conversación, hábil; y la escritura, exacto».

                          Ahí tenernos una combinación de capacidades que son un trío infalible para cualquiera que desee llegar a la cúspide! El día que puedas dejar la universidad convencido de que has leído lo suficiente, de que sabes escribir y de que conoces a las personas, ese día estarás preparado para entrar en el mundo real. Esta es la fórmula que yo, personalmente. he tratado de seguir. y me apresuro a añadir que en ningún momento me he encontrado con que no hubiera mucho mas que aprender. Realmente nos hacernos mayores cuanto más aprendernos.


                          Cuando se tienen dieciocho años, como tú, es preciso tener muy claro lo que se desea hacer en los diez siguientes. Los años comprendidos entre los veinte y los treinta son los más cruciales de todos aquellos que dedicamos a aprender .Si durante esos años no llegas a completar la formación que vayas a necesitar para tu futuro trabajo, es muy probable que no la completes nunca. A la edad de treinta años, habrá en tu vida una esposa y unos hijos. un crédito hipotecario, un trabajo; todo lo cual te dejará libre muy poco tiempo para estudiar algo que perfeccione tus conocimientos. Incluso hay quien dice que a esa edad el cerebro no asimila la información tan eficazmente como lo hace a edades más tempranas.


                          Aunque en los momentos actuales pudiera tildarse de sueño o fantasía el objetivo o meta que le marques a tu vida para cuando llegues a tener treinta años, no importa; has de tenerlo delante de tu pensamiento como incentivo o motivación personal, desde ahora. Resulta prácticamente imposible aguantar horas y horas de estudio si no se tiene algún objetivo que alcanzar. Habrás de tener siempre presente la meta que te marques; cada mañana, cuando te levantes, piensa en ella, puesto que sólo así podrás vencer todos los escollos: el trabajo arduo, el examen fallido, el profesor irritante o la asignatura difícil pero obligatoria.


                          Una vez que hayas establecido tu meta, averigua incansablemente todo lo que puedas acerca de ella. Muchos jóvenes dicen: «voy a ser ahogado» sin tener la más remota idea de lo que un abogado hace todo el día, sin el menor conocimiento de los muchos campos jurídicos a los que pueden terminar dedicándose. Resulta mucho más sensato hablar antes con alguien que ya ejerza la profesión, y que al propio tiempo tenga un sentido equilibrado de la vida; no conduce a nada hablar con alguien tan cautivado por la profesión de abogado que considere las leyes como el único y exclusivo asunto existente en el mundo ni tampoco —en el otro extremo— con alguien que odie el trabajo que eligió. Un buen «consejero» te recomendará el plan de estudios que debes seguir y, lo que es más importante, te informará de lo que puedes esperar cuando alcances la línea de llegada y empieces a ejercer la profesión.


                          El descuidar estos preliminares fácilmente dará como resultado no sólo una pérdida de tiempo , sino, muy comprensiblemente , toda una vida con la sensación de estar atrapado en una profesión no tan apetitosa como habrías deseado y habrías podido tener si te hubieras tornado la molestia y el tiempo necesarios para elegirla con más cuidado desde el principio.


                          Una vez considerados los pros y los contras y tomada la decisión de lo que desees ser —ahogado, auditor, ejecutivo de márketing, o lo que sea—, has de procurarte algún trabajo dentro del campo elegido para ocupar los períodos no lectivos del verano. Aunque no te queda otro remedio que estar profundamente enfrascado en tus libros durante esta época de la vida, no pierdas de vista este otro hecho: a fin de cuentas la forma en que desempeñes tu futuro trabajo será lo que determinará la medida de tu éxito dentro de la profesión que hayas elegido. De manera que habrás de buscar, o recurrir a tu padre, tu tío, tu tío abuelo, o cualquiera de tus amigos para que te ayudemos a buscar un empleo veraniego dentro del mismo campo de tu prevista actividad futura.

                          Thomas Huxley dijo:

                          «La gran finalidad de la vida no es el conocimiento, sino la acción».

                          A lo que yo añadiría esta coletilla:

                          «. - - acción regida por el uso del conocimiento».


                          Durante los veranos yo trabajaba en la sección de contabilidad de la fábrica de papel que había en mi pueblo. Fue una experiencia excelente. Sin embargo. me gustaría que consideraras el siguiente episodio que ocurrió durante aquel período de mi vida. Un verano no pude conseguir trabajo en el departamento de contabilidad y acabé en uno de los trabajos más fatigosos y sucios de toda la fábrica: ocho horas al día, seis días por semana, trabajando por turnos. Esto dejó en mí dos impresiones muy profundas: el trabajo en el que algunos hombres tienen que pasar toda su vida laboral, y las duras condiciones de trabajo en las que estaban quemando una parte tan grande de su existencia. Me prometí a mí mismo que no volvería a ser uno de ellos nunca jamás. No desperdicies el tiempo que te dejen libre los libros. Planifícalo con antelación y utilízalo en conseguir algo de experiencia en el campo que hayas elegido. En esta etapa de tu vida, casi todo es una nueva experiencia Cuanto antes la adquieras. mejor.


                          Mientras tomas una o dos cervezas por ahí con tus amigos, ya sé que la conversación suele derivar, en ocasiones, hacia comentarios sobre la posibilidad de abandonar la facultad durante un año para ver el mundo. Se da la coincidencia de que tales ocasiones suelen presentarse cuando los estudios se hacen algo más difíciles o pesados, o cuando falta poco para que aterricen en la mesa «del viejo» unas evaluaciones tan deficientes que le van a hacer saltar hasta el techo.

                          Estoy seguro de que en los momentos actuales no existen motivos diferentes ni más válidos para hablar de tales períodos «sabáticos» que los que existían en mis tiempos de universidad: probablemente sea tan grande ahora como entonces el porcentaje de estudiantes que se convencen a sí mismos, por las mismas razones, de lo formativo que resulta viajar por todo el mundo con una mochila a la espalda y sin un real en el bolsillo.
                          Algunos días este plan parece bueno. Pero mi opinión personal es que la mayoría de los estudiantes que piensan en tales excursiones sencillamente son demasiado perezosos para estudiar una hora más y, como necesitan una escapatoria, se abandonan a la creencia de que tal expedición formativa sólo puede beneficiarles, de manera que allá se van a trotar mundo. Lo más triste de esto es que las estadísticas demuestran que son muy pocos los que vuelven a sus antiguas aulas.


                          Si crees que necesitas darte una vuelta por Europa mochila al hombro, te sugiero que aproveches el tiempo que la facultad te deja libre en el verano; tiempo de sobra para este tipo de formación . En el caso de que pienses seriamente en algo así, te ofrezco un trato; tómate ese año de vacaciones y viaja sin un céntimo, o aprovecha un verano y hazlo a mis expensas. Podrás llamarlo soborno, yo también, pero lo hago sin reparos porque sé lo difícil que resulta, una vez que a ese cerebro se le han dado unas vacaciones demasiado largas, volverlo a poner en condiciones de estudiar cuatro o cinco horas al día, y además, me revienta ver una casa abandonada a medio construir.
                          Suponiendo que tu carrera en la universidad llegue a un feliz término, los cinco o seis años siguientes habrás de dedicarlos a adquirir mayores conocimientos y experiencia mediante el estudio y la práctica , y de acuerdo con los consejos de profesionales expertos dentro
                          de la actividad que hayas elegido (que serán los mejores consejos que podrás encontrar).

                          Como auditor enamorado de su profesión, es obvio que considero la auditoría uno de los mejores campos de formación para quien desee prepararse para el mundo de los negocios. Una licenciatura en ciencias empresariales y varios años en un puesto de márketing constituyen una buena alternativa.


                          Con la ayuda de un buen tutor durante estos años, y con mucho trabajo por tu parte, deberías ser capaz de progresar rápidamente y avanzar directo hacia la cumbre. Un mal profesor podría desviarte y hacerte dar muchos rodeos en tu camino. Si esto ocurriera, quizá necesitaras algún año más para alcanzar tu meta. En cualquier caso, recuerda que si no trabajas de firme, necesitarás poner al día tu currículum y enviar algunas solicitudes en busca de un nuevo empleo. Pero no te molestes en enviarme una a mí; me revienta tener que rechazarlas. Cuando estés más cerca de los treinta años, si todavía sigues interesado en dirigir los negocios de la familia, aceptaré gustosamente tu solicitud de empleo.


                          Si te incorporaras a nuestras empresas hacia esa época, te quedarían todavía otros cinco o diez años de aprendizaje —y más aprendizaje!— para llegar a ser un ejecutivo experimentado. Ahora bien, no habrá exámenes para los que empollar ni tarjetas de evaluaciones: solamente las cuentas mensuales de pérdidas y ganancias, que serán las que te informen de si apruebas o suspendes en el mundo real.

                          Necesitarás cinco años por lo menos para llegar a conocer las empresas que tenemos —nuestros clientes, proveedores, empleados, personal directivo, la coordinación de las fuerzas externas (esas en las que no se puede influir mucho) y la coordinación de las fuerzas internas (aquellas en las que se puede influir algo)—. Ahora es cuando podrás estar en condiciones de disfrutar de ese coche elegante, de esos viajes y de esos restaurantes caros.


                          La empresa es como un ánfora frágil: hermosa mientras está entera, pero, una vez destrozada, endiabladamente difícil de recomponer en su forma original.

                          De manera que, conforme a las palabras de Sam Butler:


                          Y mira delante de ti antes de saltar;
                          Porque lo que siembres es lo que cosecharás.


                          Con toda la consideración de


                          Tu profesor