Al hacerlo, decidí que mis empresas deberían continuar en propiedad de ésta. Puesto que mi hijo sólo tenía quince años de edad y mi hija diecisiete, una parte importante de mis planes la constituyó mi deseo de transmitirles algunas de las lecciones que yo había aprendido a la brava en el mundo empresarial y que podrían hacerles más llevadero el camino, en caso de que yo no estuviera presente para ayudarles personalmente cuando se hicieran mayores. Con esta finalidad, empecé a pasar unas cuantas palabras al papel.
Nuestros colegios y universidades enseñan los detalles más minuciosos de la más amplia gama de materias, pero no brindan prácticamente ninguna ayuda sobre muchos de los temas que creo son de una importancia capital para aquellos estudiantes que piensan dedicarse a la carrera empresarial.
Nuestros colegios y universidades enseñan los detalles más minuciosos de la más amplia gama de materias, pero no brindan prácticamente ninguna ayuda sobre muchos de los temas que creo son de una importancia capital para aquellos estudiantes que piensan dedicarse a la carrera empresarial.
Conforme iba escribiendo, veía cada vez más claro que una enorme cantidad de información pacientemente aprendida se pierde en la noche, con cada alma que deja esta tierra.
Existieron y existen muchos otros mejor dotados que yo para escribir sobre las trampas del mundo de los negocios. Lástima que tan pocos hayan optado por hacerlo.
Desde mi punto de vista, el sentido común es, probablemente, la mejor arma para entrar en las batallas empresariales. Lamentablemente, el sentido común parece que abandona a muchas personas durante sus combates, tal como suele hacerlo su hermano, el sentido de la responsabilidad. Y, sin embargo, estas cualidades son el auténtico fundamento del éxito.
No recuerdo cuándo empecé a prometer en el campo de los negocios, pero sí recuerdo muy bien cómo trataba de salvar las muchas trampas que encontraba, las mismas que ha de afrontar todavía cualquier joven que trate de establecerse en este mundo.
Algunas de las trampas me parecían entonces un caer rodando desde lo alto de una enorme montaña, pero afortunadamente, fui capaz de encontrar de nuevo el camino hacia la cumbre, aunque a veces me quedara mucho más abajo del punto donde había perdido pie.
Thomas Henry Huxley dijo: «El cometer unos pocos errores al principio de la vida, tiene las mayores ventajas prácticas». Digamos que, si son unos pocos, está bien, pero la cuestión estriba en sobrevivir a esos pocos errores y no habituarse a errar, tal como hacen algunos, debido sobre todo a falta de dirección y de voluntad para aprender las normas fundamentales del progreso personal.
Escribo estas palabras con la esperanza de ayudar a eliminar algunos baches que se presentan en la vida, o al menos con la de brindar los medios para evitarlos, bordearlos o saltar por encima de ellos.
Quisiera resaltar a todos los jóvenes que vayan a entrar en el mundo empresarial —así como a los que ya están en él— que el aprendizaje no termina el día en que se abandona definitivamente la facultad. Las auténticas lecciones se inician precisamente entonces y requerirán más entusiasmo, energía y aplicación que antes, si queremos que el éxito llame a nuestra puerta.
(A propósito, ¿qué tal si fuéramos nosotros quienes llamáramos antes a su puerta, sin esperar a que viniera él a llamar a la nuestra?)
Muchas son las citas contenidas en esta obra: palabras de muchos filósofos, poetas, escritores, dirigentes u hombres de estado cuyos pensamientos se han conservado durante siglos para la posteridad. Y abundan tanto por una simple razón: las angustias y alegrías de la vida o el sentido común ya han sido objeto de reflexión de mentes mucho más privilegiadas que la mía y, en muchos casos, muchos de mis pensamientos o puntos de vista han sido escritos o expresados de una manera más sucinta que la que me permiten mi capacidad mental y mis dotes de escritor. Por lo tanto, he tomado prestado mucho de lo que esas grandes mentes concibieron, para reforzar, resaltar o clarificar mucho de lo que tengo que decir.
Todos hemos oído decir alguna vez que el cerebro es capaz de rendir mucho más de lo que la mayoría de nosotros le pedimos. Charles Dudley Warner lo expresó de este modo: «Qué patatas tan pequeñas somos todos nosotros, en comparación con las que podríamos ser!.
De todo corazón suscribo las palabras del señor Warner. y lamento la forma en que desperdiciamos nuestra capacidad por negligencia, por no aprender a mejorar nuestra potencia cerebral.
No hace falta decir que para alcanzar el éxito resulta esencial trabajar duro sin embargo, todavía es más importante la form a de canalizar los esfuerzos hacia el éxito.
He visto cómo muchas personas trabajaban arduamente horas y horas, pero con un éxito muy reducido.
¿Por qué? Normalmente porque eran incapaces de aplicar el sentido común en la preparación y utilización de un eficaz plan de orientación y de unos métodos organizados de aplicación.
Para alcanzar el éxito se necesita establecer unas metas en la vida.
Establezcámoslas y tracemos cuidadosamente las rutas que nos llevarán directamente a ellas. Ahora bien, tracemos un sendero realista para nuestra carrera.
Acaso nuestro deseo no es el llegar a ocupar la presidencia de un consejo de administración, pero tampoco es menos cierto que todos nosotros somos capaces de hacer en nuestra vida mucho más que lo que la sociedad parece pedir. requerir o exigir. Sinceramente creo que sí.
Este libro está escrito en género masculino, de padre a hijo. No obstante, brindo mis palabras a cualquiera que tenga interés por los negocios, con la esperanza de que las encuentre útiles.
Yo lo escribí únicamente para mi hi jo debido a que, cuando lo escribí, los intereses e intenciones de mi hija, en lo que tocaba a su futuro, estaban centrados fuera del mundo empresarial. Dado que ha cambiado su forma de pensar y su enfoque de la vida, si estuviera empezando ahora estas cartas estarían dirigidas con igual entusiasmo y amor tanto a mi hija como a mi hijo.
Ha sido una gran satisfacción para mí el que mi hija haya decidido recientemente incorporarse al mundo de los negocios.
Ha sido una gran satisfacción para mí el que mi hija haya decidido recientemente incorporarse al mundo de los negocios.
En la sociedad occidental de hoy día estamos avanzando continuamente en la búsqueda de conocimientos y la aplicación de éstos a todas las facetas de nuestra existencia. Y me satisface que en el curso de nuestra búsqueda hayamos comenzado a comprender que las mujeres no sólo son el 50 por ciento de la población del mundo. sino también el 50 por ciento de las aptitudes y aspiraciones humanas.
Cada día son más las mujeres que participan en los negocios a nivel ejecutivo aportando unos enfoques que lamentablemente y en detrimento de la sociedad fueron desestimados o despreciados en tiempos pasados.
Cada día son más las mujeres que participan en los negocios a nivel ejecutivo aportando unos enfoques que lamentablemente y en detrimento de la sociedad fueron desestimados o despreciados en tiempos pasados.
Esto explica el gran entusiasmo con que mi esposa y yo observamos el deseo y determinación de nuestra hija de entrar en el campo empresarial, y esperamos ser testigos de sus progresos y de los de nuestro hijo, con mucho interés, orgullo y satisfacción.
¡¡ ATREVETE a soñar !!
ATREVETE a probar!!
ATREVETE a fracasar!!
ATREVETE a triunfar. !!
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